El paciente activo

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El envejecimiento de la población, la modificación de los estilos de vida y el incremento del conocimiento médico y tecnológico han aumentado la esperanza de vida y han hecho posible que en la actualidad un importante número de personas convivan con una enfermedad crónica durante muchos años. 

Al mismo tiempo, estamos asistiendo a un cambio en la atención de los pacientes crónicos, desde un modelo más paternalista hacia un modelo más participativo y deliberativo, dando respuesta a la necesidad de las personas que tienen una enfermedad crónica y que quieren saber más sobre su salud y sobre los problemas concretos que padecen ellos mismos o sus familiares. Estos nuevos pacientes desarrollan perfiles y actitudes más activas, con el fin de mejorar la calidad y “llevar las riendas” de sus vidas.

Por otra parte, cada vez disponemos de más evidencias, en función de los estudios de investigación realizados, acerca de que la implicación del paciente en su salud sirve para mejorar sus parámetros biológicos (tensión arterial, glucosa en sangre, colesterol, etc. ), reduce las descompensaciones de la enfermedad evitando ingresos hospitalarios o consultas a servicios de urgencias, mejora la relación con los profesionales sanitarios, y, sobre todo, mejora la calidad de vida del paciente y su entorno familiar, haciéndole más autónomo y más motivado para la adopción de estilos de vida saludables.

Éste ha sido el origen de diferentes experiencias que pretenden dar respuesta a esta nueva demanda de las personas que conviven con una enfermedad crónica y de la ciudadanía en general. Los diversos proyectos de escuelas de pacientes, pacientes activos, aulas de pacientes, etc… que se vienen desarrollando en distintas Comunidades Autónomas, constituyen intervenciones de capacitación y motivación, cuyo objetivo fundamental es potenciar el rol del paciente como principal responsable del cuidado de su salud, fomentando el autocuidado y formándose en conductas saludables y positivas utilizando el apoyo “entre iguales”. Se trata, en resumen, de una conjunción de ciencia y experiencia, para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas.